Tolerantes con la basura
El jueves 6 de marzo de 2014 se capturó esta imagen desde la página de Google Maps[1]. En ella se observa la acera en José María Morelos 65, esquina con Balderas, muy cerca de la Biblioteca de México[2], en la Plaza de la Ciudadela.
La escena debe corresponder a una hora temprana, ya que las docenas –¿o cientos?– de puestos ambulantes están todavía vacíos. Solamente se encuentra un puesto callejero de jugos y alimentos. Sorprendentemente se ve poca basura: cascajo abandonado de obras recientes, botellas de refresco vacías, pedazos de papel, un tubo de aluminio…
Cabe esperar que conforme avance el día la basura aumente: vasos de unicel, servilletas, colillas. Aunque todas ellas son inorgánicas, no se descarta que al abrirse otros puestos también surja basura orgánica[3] como restos de comida.
El volumen que este número de puestos ambulantes informales puede generar por día, ante la complacencia y tolerancia de las autoridades del Distrito Federal es enorme. A falta de estadísticas o mediciones confiables, puede estimarse que diariamente se produzcan del orden de cientos de kilogramos de basura en la calle, que producen un impacto ambiental de contaminación, se propicia la aparición de fauna nociva, como cucarachas, ratas y mosquitos, y causa también un impacto logístico y económico por la necesidad de que el personal de limpia de la zona recoja aquello diariamente. Como colofón, el aspecto de la ciudad se torna más que tercermundista y subdesarrollado.
Por Francisco Torres García (francisco@cualli.org)
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